Verde sobre morado, 1961. Mark Rothko.
Técnica
mixta sobre lienzo. 258 x 229 cm.
Museo
Thyssen-Bornemisza, Madrid.
|
Mark Rohtko (Daugavpils, Letonia, 1903 - Nueva York, 1970). Autorretrato, 1936.
Lo que
vemos:
Un
rectángulo de color verde sobre un fondo morado.
Los
colores son lisos y puros.
Las tonalidades
son apagadas.
El
cuadro parece robar la luz, como un agujero negro.
El
significado:
El
cuadro es de gran formato, para conseguir un diálogo más íntimo con el espectador.
Esta
obra es representativa de la llamada pintura de campos de color (color field).
En un
post anterior, dedicado a una obra de Jackson Pollock, se habló de una pintura gestual,
enérgica, emotiva, automática y espontánea; una pintura de acción (action painting). La pintura de campos de color sería una rama distinta de expresionismo abstracto.
La
pintura de campos de color sería otra forma, más abstracta y meditativa; que define
el espacio con amplias superficies cromáticas.
El espacio es no representativo, no figurativo, puramente óptico. Está únicamente definido por el color.
Según el autor, la habitación roja de Matisse (Armonía en rojo, 1908), fue una de las fuentes principales de toda su producción abstracta.
Armonía en rojo (el postre), 1908. Henri Matisse.
Óleo sobre lienzo, 180 x 120 cm.
Museo del Hermitage, San Petersburgo.
|
Rothko
consideraba que el color puro era el mejor modo para expresar las emociones. Al
igual que Kandinsky, creía que el color actuaba directamente sobre el
alma y era capaz de producir emociones profundas en el espectador.
Verde sobre morado pertenece a la época madura de Rothko (1949-1970),
caracterizada por varios aspectos:
La
representación de una o varias formas rectangulares que flotan sobre la
superficie del fondo sin llegar a destacar sobre ella.
Los
contornos de estas formas son vagos y vibrátiles y parecen crecer desde el
centro.
La pintura
está aplicada con amplias veladuras transparentes y de forma irregular, cobrando
así profundidad.
Los tonos
sombríos e introspectivos son característicos de su obra de los años sesenta.
La abstracción de Rothko no era vacía ni decorativa.
Quería que su pintura fuera una
experiencia en sí misma:
"Mi Arte no es abstracto, sino que está vivo y
respira", "mis pinturas son íntimas e intensas y son lo opuesto de lo
que es decorativo".
"El Arte para mí es una anécdota del espíritu
y la única manera de materializar su variada rapidez y su quietud”.
Él pretendía
lograr una espiritualidad íntima en la que el espectador se sintiese totalmente inmerso
en los cuadros, sin necesidad de más explicación.
Los
campos de color de Rothko no representan nada, salvo un espacio intemporal de quietud
y silencio.
Fuentes:
- LLORENS, T. (dir.), Guía del Museo Thyssen-Bornemisza, Fundación Colección Thyssen-Bornemisza, Madrid, 1998.
- VILLALBA, J. (dir), Descubrir las vanguardias, Ed. Arlanza, Madrid, 2000.
- CAÑAS, D., “Mark Rothko. Íntimo, sublime y trágico", Descubrir el Arte, 65, (2004), pp. 44-48.
- http://www.museothyssen.org/thyssen/ficha_obra/839
- http://www.guggenheim-bilbao.es/obras/sin-titulo-18/
Imágenes:
- http://www.museothyssen.org/thyssen/ficha_obra/839
- http://brigadaestudio.com/mark-rothko-la-mirada-en-libertad/
- pincelyburil2.blogspot.com
- www.pinterest.com